El agua hambrienta trepa por el dique,
los cerros borrachos caen al este y oeste.
Melocotoneros y ciruelos gastaron su perfume,
solo queda la hierba,
un ejército verde mordiendo el horizonte.
Texto original
「城南二首 · 其一」
曾巩
雨过横塘水满堤,乱山高下路东西。
一番桃李花开尽,惟有青青草色齐。
Antigua práctica
Composé en 1077 sous le règne de l'empereur Shenzong des Song alors que Zeng Gong était préfet de Fuzhou. Ce poème fait partie d'une série écrite lors d'une promenade après la pluie au sud de la ville, capturant le paysage rafraîchi des champs au crépuscule printanier. Le contraste entre les fleurs éphémères et l'herbe persistante reflète le style caractéristique de Zeng Gong - calme, profond et riche en significations sous une apparente simplicité.
Premier couplet : « 雨过横塘水满堤,乱山高下路东西。 »
Yǔ guò héng táng shuǐ mǎn dī, luàn shān gāo xià lù dōng xī.
La pluie a cessé sur l'étang transversal, l'eau déborde la digue, Montagnes désordonnées, hautes et basses, sentiers vers l'est et l'ouest.
Ce distique d'ouverture plante le décor spatio-temporel : le "étang transversal" (横塘 héng táng) saturé d'eau de pluie évoque la vitalité printanière, tandis que la description des montagnes chaotiques (乱山 luàn shān) et des sentiers divergents suggère subtilement les vicissitudes et les multiples directions de la vie. La composition paysagère, à la fois humide et dynamique, révèle la vision sereine et expansive du poète.
Deuxième couplet : « 一番桃李花开尽,惟有青青草色齐。 »
Yī fān táo lǐ huā kāi jìn, wéi yǒu qīng qīng cǎo sè qí.
Toutes les fleurs de pêchers et pruniers ont fini de s'épanouir, Seule persiste l'uniforme verdure de l'herbe.
Ici, Zeng Gong opère une transition philosophique magistrale. Les fleurs de pêchers et pruniers (桃李 táo lǐ), symboles traditionnels de beauté éphémère et de réussite sociale, contrastent avec l'herbe verte persistante (青青草 qīng qīng cǎo) qui incarne la constance et l'authenticité. Cette antithèse visuelle développe une méditation sur la vanité des apparences et la valeur de la persévérance discrète.
Análisis Integral
Este poema, con trazos frescos y luminosos, retrata el paisaje natural de los alrededores meridionales de la ciudad tras una lluvia primaveral tardía, revelando la capacidad del poeta para encontrar sabiduría vital en la contemplación de la naturaleza. La primera pareja de versos se centra en la descripción escénica, creando una atmósfera natural de amplitud y humedad vital; la segunda pareja transita hacia lo emotivo, contrastando melocotoneros en flor con hierbas verdes en una metáfora de profundidad filosófica, tejiendo así una estructura donde lo concreto y lo abstracto, lo estático y lo dinámico se armonizan. El lenguaje, sencillo pero cargado de emoción, encarna la exaltación del poeta por valores humanos de "claridad sin vulgaridad, serenidad con firmeza", reflejando su carácter íntegro y alejado de vanidades efímeras.
Recursos Estilísticos
- Paisajismo natural con lirismo sutil
El poema evita declaraciones explícitas, depositando su emotividad en las transformaciones de los elementos naturales. - Filosofía encarnada en imágenes, unidad sujeto-objeto
Los cambios en la naturaleza reflejan elecciones vitales y valores éticos, siendo el contraste entre flores frutales y hierbas el núcleo de su planteamiento filosófico. - Tonos claros, lenguaje condensado
Versos despojados de ornamentos, donde la simplicidad verbal esconde profundas reflexiones humanistas y agudeza existencial.
Reflexiones
Al plasmar el paisaje crepuscular de la primavera y proyectar en él una visión ética, el poema nos insta a adoptar ante lo transitorio de la existencia la actitud resistente y sobria de las hierbas, antes que embriagarnos con la fugaz ostentación de las flores frutales. Nos recuerda que el verdadero valor no reside en esplendores momentáneos, sino en la fuerza silenciosa y perdurable de la vida. Esta exaltación de la constancia vital y la fortaleza callada constituye una muestra genuina del ideal confuciano y la integridad del letrado, desvelando al mismo tiempo el mundo espiritual del poeta: profundo, ponderado y de elevados ideales.
Sobre el poeta
Zeng Gong (曾巩 1019 - 1083), natural de Nanfeng en la provincia de Jiangxi, figura entre los ilustres "Ocho Grandes Maestros de la Prosa Tang-Song". Sus escritos se distinguieron por su elegante equilibrio clásico, celebrados por su rigurosa argumentación y refinada artesanía literaria. Mientras su poesía abrazaba una sutilidad sin artificios, su prosa alcanzó lo que los críticos denominaron "la esencia misma de la pureza", logro que, aunque quizás menos deslumbrante que el de sus contemporáneos como Su Shi o Wang Anshi, le valió la reverencia póstuma como maestro fundador de la "Escuela Literaria Nanfeng".